El desintoxicar nuestro cuerpo, mente y espíritu es un slogan que cobra cada vez más relevancia en nuestro estilo de vida saludable. Nuestros pensamientos y emociones, según psicólogos, generan distintas reacciones en nuestro cuerpo que sobreliberan sustancias, sobrecargan órganos o desarrollan incluso enfermedades.
De la misma manera, nuestro cuerpo al ser un sistema coherente puede ayudar a nutrir nuestros pensamientos y mente, si logramos físicamente desintoxicar nuestros sistemas funcionales, brindando coherencia a nuestros sistema neuronal y espiritual y obteniendo increíbles beneficios.
¿Cuándo debemos iniciar el proceso de desintoxicación?
Algunos expertos sugieren que todos debemos desintoxicar nuestro cuerpo al menos dos veces al año. Sin embargo, no todas las personas deben hacerlo. Si, por ejemplo, se padece algunas condiciones metabólicas crónicas, como diabetes o hipotiroidismo, trastornos alimenticios (bulimia o anorexia nerviosa), si actualmente está embarazada o en lactancia, o si padece el síndrome de “agotamiento”, Además de cualquier otro tipo de afección crónica, es aconsejable obtener la aprobación de su médico antes de embarcarse en un proceso de desintoxicación.
Pero si no ha sufrido problemas médicos últimamente y ha empezado a notar alguno de los siguientes síntomas, es posible que necesite una desintoxicación adecuada y algo de relajación:
- Hinchazón, digestión lenta, estreñimiento
- Bolsas bajo los ojos
- Mayor susceptibilidad a infecciones o alergias.
- Períodos de fatiga inexplicable
- incapacidad para enfocarse en algo adecuadamente
Evita las toxinas
Diariamente ingerimos distintas toxinas que afectan nuestro hígado, cerebro, sistema respiratorio, sistema nervioso y otros órganos vitales. Así mismo, nuestro sistema demonológico no logra desempeñar sus funciones de forma eficiente conllevando al desarrollo de distintas enfermedades como cáncer, bacterias malignas, virus, ambientes propicios para distintos microorganismos, etc.
En paralelo, nuestra alimentación día a día incluye alimentos pesados como carnes, alimentos procesados, alimentos refinados, azúcares o grasas, que nos encantan añadirlos a nuestra dieta pero que conllevan un precio alto en nuestro organismo. Si no tenemos un metabolismo
consecuente o un estilo de vida activo, esos alimentos serán un banquete para los microorganismos, bacterias o parásitos que puedan estar desarrollándose en nuestro cuerpo.
Y nuestro entorno: casa, oficina, restaurantes, camino al trabajo, en el carro, nuestros cosméticos, productos de higiene, y en el ambiente en general, múltiples moléculas y sustancias nos rodean y nos contaminan diariamente sin nunca detenernos a pensar que efecto están produciendo en nosotros y nuestra piel.
La limpieza y drenaje de estas toxinas entonces es demasiado importante para nuestro correcto desempeño funcional. Productos como los protectores solares o desodorantes, esmaltes, shampoos, jabones, cremas dentales, perfumes, aceites, etc., contienen una gran cantidad de químicos tóxicos para nuestro cuerpo como: aluminio, parabenos, sulfatos, derivados del petróleo, etc., que continuamente nuestro cuerpo absorbe y almacena porque no los puede excretar.
Debemos continuamente buscar productos naturales libres de químicos y una dieta equilibrada con nutrientes que nos ayuden a desintoxicar nuestro cuerpo día a día.
Comienza un plan de desintoxicación
Es importante no empezar a tomar todo tipo de alimentos o productos para la desintoxicación sin saber exactamente que queremos eliminar. Analicemos nuestro estilo de vida e identifiquemos las principales fuentes de toxinas (Dieta, productos cosméticos, medio ambiente, etc.).
1. Reduzcamos las fuentes de toxinas
Normalmente, si tomamos un suplemento natural como primera opción, no logrará alcanzar a llegar a todas las células ya que pueden encontrarse bloqueadas o saturadas por las toxinas ingeridas. El agua es nuestro mejor amigo y la fuente natural de purificación. El reducir las toxinas y comenzar con un periodo de limpieza con agua permite comenzar a “desbloquear” las células obstruidas.
2. Desarrollar una dieta equilibrada
El desarrollar una buena alimentación es parte no solo de una buena desintoxicación sino también de una vida saludable. Debemos incluir frutas y vegetales como fuente de antioxidantes y vitaminas como C, A, E y minerales como zinc y selenio. Los antioxidantes ayudan a hacer frente a la mayor cantidad de toxinas y radicales libres que comienzan a moverse durante el proceso de limpieza.
Las proteínas también fortalecen nuestro sistema inmune ⇒ ( Ver nuestro Blog sobre el Sistema Inmune ), y unos buenos carbohidratos complejos y de origen Natural nos ayudan como excelente fuente de energía y fortalece el sistema linfático.
Podemos incluir superalimentos como el Kale, la espinaca o la moringa que nos ayudan a reemplazar las toxinas que han salido del cuerpo y alimentar las células con las sustancias necesarias para su correcto funcionamiento.
3. Incluir alimentos y suplementos funcionales
La naturaleza nos ha brindado siempre todas las herramientas y algunas plantas tienen poderosos beneficios diuréticos y drenadores como la alcachofa, la zarzaparrilla, la clorofila, el cardo mariano, el diente de león, frutos rojos y arándanos.
Para soportar las funciones digestivas se han encontrado grandes propiedades en las plantas: Aloe Vera, Clorofila, Garlic, Jengibre, Psyllium o Linaza. Plantas que ayudan a una mejor absorción de nutrientes, depuración y excreción de residuos y radicales libres.
Por último, no olvidar descansar y desintoxicar nuestra mente
Durante nuestro proceso de desintoxicación, se recomienda prestar más atención al descanso y a los ratos agradables que podamos disfrutar como masajes, esparcimiento, procedimientos de spa,
exfoliaciones corporales, así como otras terapias para mejorar el cuerpo y la mente, como el yoga, la meditación, acupuntura, aromaterapia, etc.
Naturalmente, podemos sentirnos más casados, emocionales y vulnerables durante el proceso de limpieza, por lo que debemos relajarnos y motivarnos.